
Me apesta tener clase en la mañana, todo esta lleno, huele a exceso de desodorante, hace frió y nunca llego a la hora, pero hoy es distinto, hoy estoy en el metro y tengo diez minutos antes de que la clase empiece, tiempo suficiente para bajarme en Toesca, correr a la U y llegar antes de que el profe cierre la puerta y no deje entrar a nadie.
Con eso en la mente y con la gente apretada a mi, la vi subirse en El Llano, ella la futura madre de mis hijos. Era rubia, tenia esa cara de muñeca que me vuelve loco y los ojitos preciosos, vi que eran verdes cuando me di cuenta que me estaba mirando, “JUNTA VALOR, NO ARRUGUÍ” me dije y con toda mi cara de matador le sonreí, coquetamente le cerré un ojo la quede mirando, como el metro estaba lleno de gente y estaba lejos, ella no se dio cuenta de que por dentro estaba aguantando el ataque de mariposas en el estomago que me viene cuando tengo plancha; entonces pasó lo que siempre había querido que pasara SONRIÓ Y AGACHO LA MIRADA; no se ustedes pero para mí eso está en la lista de claros signos de apareamiento. Como ya se había tirado la primera piedra y no me la habían devuelto di rienda suelta a las viles tretas que uno como hombre cree que son eficaces y que las mujeres no saben; mientras me veía en un futuro, en el verano en la playa que nos jurábamos amor eterno, en los dos hijos que íbamos a tener, en la hermosa casa que íbamos a mantener juntos, en todos las tardes caminando juntos por el paseo Bulnes, y en lo feliz que íbamos a ser juntos (se que son fantasías ñoñas, pero que quieren que le haga, soy ñoño), entonces las puertas del metro se abrieron y ella salió, se fue sin ni siquiera decirme el nombre, sin saber si nos veríamos otra vez por la vida, ella solo se fue y la vi alejarse en la estación Toesca; pero, esperen… yo me bajaba en la estación Toesca…PUTA LA WEA… me apesta tener clases en la mañana por que nunca llego a la hora.